Sobre la Fuente
El 10 de octubre de 1996, la Virgen, fue de nuevo enviada por Dios, dando a sus hijos e hijas nuevas gracias celestes en Itapiranga. Apareciendo a María del Monte Carmelo, en este día, por la mañana, Ella le dijo que pidiera a su marido que la condujese a ella y a su hijo Edson a un lugar indicado por Ella, que él conocía y donde había una fuente. Cuando llegaron al lugar indicado por la Virgen, comenzaron el rezo del Rosario a las 15:00 h, como Ella había pedido. Edson describe cómo ocurrió el incidente:
“El día 10 de octubre de 1996, la Virgen había pedido a mi madre por una aparición, que mi padre nos condujese a un lugar designado por Ella, donde había una fuente de agua y que rezásemos el rosario a las 15:00 hs, y que luego Ella nos diría lo que quería. Al final el rosario Nuestra Señora se apareció. Estaba muy feliz ese día, se vistió de una manera diferente a las otras veces en que se me aparecía. Llevaba un velo blanco, con un vestido blanco y un manto de color lila bien claro bordado con rosas de color un poco claro que lo adornada. Ella estaba con las manos apoyadas en el pecho y nos dijo:
“¡Yo soy la Inmaculada Concepción!”
Lo que me llamó la atención fue que en esta aparición, la Virgen no estaba con los pies apoyados en una nube como en las otras apariciones, y yo no entendía el motivo. Poco después de que Ella prosiguió diciendo:
“Soy la Virgen de Gracia, Madre de Dios y Madre de toda la humanidad. Mi divino Hijo Jesús y Señor desean conceder a todos mis hijos del mundo entero nuevas gracias celestes y me envía aquí en este lugar, para bendecir el agua de esta
fuente".
Fue en este momento que la Virgen, bajando lentamente del lugar donde estaba suspendida en el aire posó sus pies en el agua mojándolos. Luego en seguida Ella mojó sus santas manos donde el agua brota y trazando tres veces la señal
de la cruz con la mano derecha bendijo la fuente de agua.
Mirándonos maternalmente la Virgen dijo:
“Que todos mis hijos del mundo entero sepan y tomen conocimiento de que yo, la Virgen María y Madre de Dios, bañé mis pies santos y virginales, y mojé mis santas manos en el agua de esta fuente. Todo el que beba de esta agua con fe y sin pecado mortal, haciendo un firme propósito de enmienda recibirán la gracia de la curación para sus enfermedades corporales y espirituales. La fuente de agua para aquellos que tuvieran fe, servirá para curar todo tipo de enfermedades.
Esta fuente es para todos mis niños enfermos de todo el mundo. Deseo consolarlos en sus dolores y en sus sufrimientos. Obtuve mi Hijo Jesús esta gracia. En verdad, su Sagrado Corazón es rico en misericordia y gracia, siendo una fuente de agua
viva para todos mis hijos del mundo entero, por eso la fuente debe ser conocida como Fuente de Misericordia y de Gracia, porque ella es una Gracia de su Sagrado Corazón. Que arreglen bien este lugar. Una parte del agua deberá ser reservada para beber y otra parte deberá estar reservada para que mis hijos enfermos se bañen. Que todos tomen conocimiento de mi visita en este lugar. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!”
Después de transmitir este mensaje de la Virgen desapareció.
Últimamente, muchos son los que van a la fuente, en busca de una gracia o cura para sus dolencias. Gracias de curaciones se han alcanzado por esta agua bendecida por la Virgen.
Nuestra Señora quiere que cada 9 de noviembre de cada año, sea realizado en Itapiranga el día oraciones de curación por los enfermos y que en estos días todo el mundo se dirijan a la fuente en procesión, para rezar por ellos y para recibir las
gracias de su Hijo Jesús y de su Inmaculado Corazón.
Es conveniente recordar, que todos deben tener un propósito de enmienda y de arrepentimiento de sus pecados, porque como dijo Nuestra Señora a María do Carmo en una aparición para aquellos que estuvieran en pecado mortal, el agua de la fuente no serviría para nada.
“El día 10 de octubre de 1996, la Virgen había pedido a mi madre por una aparición, que mi padre nos condujese a un lugar designado por Ella, donde había una fuente de agua y que rezásemos el rosario a las 15:00 hs, y que luego Ella nos diría lo que quería. Al final el rosario Nuestra Señora se apareció. Estaba muy feliz ese día, se vistió de una manera diferente a las otras veces en que se me aparecía. Llevaba un velo blanco, con un vestido blanco y un manto de color lila bien claro bordado con rosas de color un poco claro que lo adornada. Ella estaba con las manos apoyadas en el pecho y nos dijo:
“¡Yo soy la Inmaculada Concepción!”
Lo que me llamó la atención fue que en esta aparición, la Virgen no estaba con los pies apoyados en una nube como en las otras apariciones, y yo no entendía el motivo. Poco después de que Ella prosiguió diciendo:
“Soy la Virgen de Gracia, Madre de Dios y Madre de toda la humanidad. Mi divino Hijo Jesús y Señor desean conceder a todos mis hijos del mundo entero nuevas gracias celestes y me envía aquí en este lugar, para bendecir el agua de esta
fuente".
Fue en este momento que la Virgen, bajando lentamente del lugar donde estaba suspendida en el aire posó sus pies en el agua mojándolos. Luego en seguida Ella mojó sus santas manos donde el agua brota y trazando tres veces la señal
de la cruz con la mano derecha bendijo la fuente de agua.
Mirándonos maternalmente la Virgen dijo:
“Que todos mis hijos del mundo entero sepan y tomen conocimiento de que yo, la Virgen María y Madre de Dios, bañé mis pies santos y virginales, y mojé mis santas manos en el agua de esta fuente. Todo el que beba de esta agua con fe y sin pecado mortal, haciendo un firme propósito de enmienda recibirán la gracia de la curación para sus enfermedades corporales y espirituales. La fuente de agua para aquellos que tuvieran fe, servirá para curar todo tipo de enfermedades.
Esta fuente es para todos mis niños enfermos de todo el mundo. Deseo consolarlos en sus dolores y en sus sufrimientos. Obtuve mi Hijo Jesús esta gracia. En verdad, su Sagrado Corazón es rico en misericordia y gracia, siendo una fuente de agua
viva para todos mis hijos del mundo entero, por eso la fuente debe ser conocida como Fuente de Misericordia y de Gracia, porque ella es una Gracia de su Sagrado Corazón. Que arreglen bien este lugar. Una parte del agua deberá ser reservada para beber y otra parte deberá estar reservada para que mis hijos enfermos se bañen. Que todos tomen conocimiento de mi visita en este lugar. Os bendigo a todos: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. ¡Hasta pronto!”
Después de transmitir este mensaje de la Virgen desapareció.
Últimamente, muchos son los que van a la fuente, en busca de una gracia o cura para sus dolencias. Gracias de curaciones se han alcanzado por esta agua bendecida por la Virgen.
Nuestra Señora quiere que cada 9 de noviembre de cada año, sea realizado en Itapiranga el día oraciones de curación por los enfermos y que en estos días todo el mundo se dirijan a la fuente en procesión, para rezar por ellos y para recibir las
gracias de su Hijo Jesús y de su Inmaculado Corazón.
Es conveniente recordar, que todos deben tener un propósito de enmienda y de arrepentimiento de sus pecados, porque como dijo Nuestra Señora a María do Carmo en una aparición para aquellos que estuvieran en pecado mortal, el agua de la fuente no serviría para nada.
Antes de usar el agua:
Al recibir toda la Gracia que Dios da a la humanidad por el bien corporal o espiritual, uno debe usar o beber esta agua con un espíritu de oración y acción de gracias.
Nuestra Madre pidió al menos orar una década. Debe haber arrepentimiento primero y luego seguir orando un Acto de Contrición, 1 Padre Nuestro, 10 Ave Marías y 1 Gloria. Debemos dar gracias a Dios por la gracia del agua bendecida por ella y pedir la curación del alma y del cuerpo.
Al recibir toda la Gracia que Dios da a la humanidad por el bien corporal o espiritual, uno debe usar o beber esta agua con un espíritu de oración y acción de gracias.
Nuestra Madre pidió al menos orar una década. Debe haber arrepentimiento primero y luego seguir orando un Acto de Contrición, 1 Padre Nuestro, 10 Ave Marías y 1 Gloria. Debemos dar gracias a Dios por la gracia del agua bendecida por ella y pedir la curación del alma y del cuerpo.