ACTO DE OFRECIMIENTO POR LA SALVACION DE LAS ALMAS
Yo, ... delante la Santísima Trinidad, para honra, alabanza y gloria de los tres Sacratísimos Corazones unidos de Jesús, María y José; con el auxilio y la fuerza de San Miguel, San Gabriel y San Rafael, de mi Ángel de la Guarda y de mis Santos Protectores, ofrezco por las manos de estos Sacratísimos Corazones unidos, al Dios Uno y Trino, en unión con los méritos de la Pasión, muerte y la resurrección del Corazón Eucarístico de Jesucristo y de los dolores y alegrías de los Corazones Santísimos de María y José, mi vida, mi alma, enteramente todo mi ser, todo lo que soy y lo que tengo: las Santas Misas, adoraciones, mis pobre acciones, oraciones, sacrificios y penitencias, en reparación por los pecados del mundo. A partir de hoy, no quiero más disponer de mí, que mi voluntad nunca más exista, más que desaparezca por completo, prevaleciendo
solamente la voluntad de Dios y su amor divino en mi vida.
Me ofrezco enteramente a Dios por la conversión y la salvación de las almas. Que ninguna de las almas que Dios me ha confiado se condene al fuego del infierno, más que todas se arrepientan de sus pecados y sean conducidas al camino santo de su reino y la gloria de cielo.
Que los pecadores más difíciles, perdidos y merecedores de la justicia divina no sean castigados, condenados y penalizados, más que obtengan la misericordia de Dios, mientras yo estoy intercediendo incansablemente por ellos, suplicándoles las gracias divinas. Que el Señor acepte mi sacrificio y la expiación que hago por ellos, dándoles a cambio su perdón y amor
misericordioso. Que todos los sufrimientos, cruces y lágrimas que yo tenga que soportar, por voluntad de Dios y por ellos, los libere de las garras de satanás y de los caminos que llevan a la perdición eterna, destruyendo el poder del infierno y las obras del mal, esparcidas por el mundo entero.
Que el Dios Todopoderoso esté siempre conmigo, que su gracia y su fuerza jamás me falten, mas sea mi alimento y mi sustento, que me revigorice y me santifique cada día, para un día merecer y ver para siempre en el Cielo, mi gran amor y mi todo, Aquel que es, que era y que viene: ¡Ven, Señor Jesús!
Que el Señor sea siempre glorificado, adorado y amado. Amén!
solamente la voluntad de Dios y su amor divino en mi vida.
Me ofrezco enteramente a Dios por la conversión y la salvación de las almas. Que ninguna de las almas que Dios me ha confiado se condene al fuego del infierno, más que todas se arrepientan de sus pecados y sean conducidas al camino santo de su reino y la gloria de cielo.
Que los pecadores más difíciles, perdidos y merecedores de la justicia divina no sean castigados, condenados y penalizados, más que obtengan la misericordia de Dios, mientras yo estoy intercediendo incansablemente por ellos, suplicándoles las gracias divinas. Que el Señor acepte mi sacrificio y la expiación que hago por ellos, dándoles a cambio su perdón y amor
misericordioso. Que todos los sufrimientos, cruces y lágrimas que yo tenga que soportar, por voluntad de Dios y por ellos, los libere de las garras de satanás y de los caminos que llevan a la perdición eterna, destruyendo el poder del infierno y las obras del mal, esparcidas por el mundo entero.
Que el Dios Todopoderoso esté siempre conmigo, que su gracia y su fuerza jamás me falten, mas sea mi alimento y mi sustento, que me revigorice y me santifique cada día, para un día merecer y ver para siempre en el Cielo, mi gran amor y mi todo, Aquel que es, que era y que viene: ¡Ven, Señor Jesús!
Que el Señor sea siempre glorificado, adorado y amado. Amén!