Novena a la Reina del Rosario y de la Paz de Itapiranga
Día de fiesta el 2 de mayo - Novena comienza el 23 de abril
(enseñada por Nuestra Señora a Edson Glauber)
Oh María, Virgen Inmaculada, nosotros somos tus hijos que venimos hasta tus pies para suplicar las gracias que sean provechosas para nuestro propio bien y para el mundo. Por tu materna Intercesión ayúdanos a hacer la Voluntad de Dios y sé aquella que nos conduzca por el camino del Amor y de la Paz. Tú eres la toda Pura, la Perfecta y Bendita entre todas las mujeres, por tu Pureza Virginal líbranos de las tentaciones y de los males actuales que el demonio nos lanza en cada momento. Oh Madre Inmaculada, Reina del Cielo y de la Tierra, queremos que nuestra alma resplandezca por las gracias que te embellecen y así como venciste los ataques del maligno y tuviste una fe inquebrantable, obtennos el poder perseverar en todas las pruebas de la vida y salir siempre victoriosos en cada batalla librada. Reina del Rosario y de la Paz, ruega por nosotros y danos la Paz.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria |
Oh María, temible como un ejército en orden de batalla, se nuestra fiel Compañera y Comandante en esta vida y en esta gran batalla espiritual. Tú eres la Aurora que resplandece en Gracia, Santidad y Virtudes, hermosa como la Luna y Aquella que es revestida por los rayos luminosos el Sol Divino, el Dios Altísimo. Mira con tus ojos misericordiosos a todos tus hijos terriblemente atacados por el enemigo de la salvación: cuántos son aquellos que son tentados y corren el peligro de perder la pureza del corazón, del alma y del cuerpo. Sé, oh María, el refugio seguro para todas las almas afligidas y frágiles que recurren a tu amorosa Protección. Por medio de tu Concepción Inmaculada da fuerza a los débiles, consuelo a los afligidos, pureza a los que se sienten turbados en lo más íntimo de su ser. Eres la Abogada de los pecadores y el Asilo seguro de todos aquellos que desean el Auxilio y la Luz del Omnipotente. Tú eres la Mística Luna que Ilumina a los hombres que se encuentran en la más densa tiniebla del pecado, indicando a todos el camino seguro que lleva a la gracia, al arrepentimiento y a la Salvación Eterna. Reina del rosario y de la Paz, ruega por nosotros y danos la Paz.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Santísima Virgen María, Reina Inmaculada, por los méritos y gracias con que Dios embelleció tu alma, Pura y sin mancha, te pedimos que nos socorras en nuestras más apremiantes necesidades y aflicciones y que nos concedas las gracias que nos sean provechosas para nuestra santificación y salvación eternas. Oh María, socorre a las familias, a los padres, a las madres, a los hijos. Salva a la Santa Iglesia y conduce a los ministros de Dios por el camino de la renuncia y de la abnegación de sí mismos, para que la Luz de Cristo brille como Fuente de Salvación y Gracia a todos los hombres y a todos los pueblos.
Virgen Pura, salva a todos los jóvenes de las tentaciones y de las celadas contra la pureza e infunde en sus corazones las gracias que brotan de tu Corazón Puro e Inmaculado. Sabemos que si recurrimos a Ti la Gracia del Señor será abundante en nuestra vida y su Luz Divina iluminará nuestro camino, porque por una petición vuestra, el Rey del Cielo y de la Tierra estará dispuesto a derramar su misericordia sobre todos aquellos que honren y alaben tu Santa e Inmaculada Concepción. Por tu Santa e Inmaculada Concepción, oh María, vuelve puro mi corazón y santa mi alma. Reina del Rosario y de la Paz, ruega por nosotros y danos la Paz.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Padre Nuestro, Ave María y Gloria
Santísima Virgen María, Reina Inmaculada, por los méritos y gracias con que Dios embelleció tu alma, Pura y sin mancha, te pedimos que nos socorras en nuestras más apremiantes necesidades y aflicciones y que nos concedas las gracias que nos sean provechosas para nuestra santificación y salvación eternas. Oh María, socorre a las familias, a los padres, a las madres, a los hijos. Salva a la Santa Iglesia y conduce a los ministros de Dios por el camino de la renuncia y de la abnegación de sí mismos, para que la Luz de Cristo brille como Fuente de Salvación y Gracia a todos los hombres y a todos los pueblos.
Virgen Pura, salva a todos los jóvenes de las tentaciones y de las celadas contra la pureza e infunde en sus corazones las gracias que brotan de tu Corazón Puro e Inmaculado. Sabemos que si recurrimos a Ti la Gracia del Señor será abundante en nuestra vida y su Luz Divina iluminará nuestro camino, porque por una petición vuestra, el Rey del Cielo y de la Tierra estará dispuesto a derramar su misericordia sobre todos aquellos que honren y alaben tu Santa e Inmaculada Concepción. Por tu Santa e Inmaculada Concepción, oh María, vuelve puro mi corazón y santa mi alma. Reina del Rosario y de la Paz, ruega por nosotros y danos la Paz.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria